Cabezas, ese extremo ocupado

>> domingo, 18 de julio de 2010

Voy a secuestrar al viento, a trocearlo y enterrarlo en macetas pobladas de geranios. No respeta el silencio porque no lo conoce. Clama y hace suyo el día, mientras refugiados estudiamos la manera de concentrar nuestra vida.



No soy consciente del pensamiento del otro, del compañero, de la persona que pasea a mi lado. Tan sólo me percato de lo que daña mi cabeza.

No pienso en lo que pudo ser y/o será. Tan sólo miles y miles de efectos, contradictorios algunos, ocupan mi espacio. Y no quiero ser especial, tan sólo estar. No quiero que me miren ni me señalen. Deseo ser apenas una sombra proyectada en oblicuo hacia la nada, ser pisado sin sentir, y desaparecer cuando muera el sol.


Mientras eso ocurre, me refugiaré en las drogas que consiguen que me levante por la mañana y duerma por la noche. Y si acaso llamas y no me llega la señal, no incendies mi casa; puedo estar todavía dentro y no preparado para una partida.





3 comentarios amigos:

© José A. Socorro-Noray 19 de julio de 2010, 9:04  

Si acaso, a pesar de todo, seamos esa misma sombra proyectada en oblicuo hacia la nada.


Sigue siendo un inmenso placer leerte.


Un fuerte abrazo.

V de Tierra 19 de julio de 2010, 10:45  

A veces nuestras cabezas necesitan vacaciones, cansadas de las lluvias de pensamientos que a veces las invaden. Muy buen final!! Saludos

V de Tierra 19 de julio de 2010, 10:45  

A veces nuestras cabezas necesitan vacaciones, cansadas de las lluvias de pensamientos que a veces las invaden. Muy buen final!! Saludos

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