The city that never sleeps

>> martes, 31 de agosto de 2010


Ardiente pereza hoy me pesa

al sentir esta tristeza sin lágrimas,

por olvidar pensarte.



Eres cielo nacido en bondad,

desconoces mi dolor

como yo ignoro tu color en la noche.



La juncia ganó la batalla al barro

y yo pasé a estar

en la ciudad que nunca duerme.



Y te sueño,

y te adoro

y pierdo la inmensidad de mi propio yo

intentando sobrevolar

al mundo del resto.



Pero no,

ahora estoy en la ciudad que nunca duerme.



One day

if we could

as if we never said goodbye,

the way that you makes me feel

the city that never sleeps…




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Caballero poeta

>> lunes, 30 de agosto de 2010


No creo ser mejor poeta que vos,

- hidalgo señor,

ni tan siquiera veo mis letras jugar con mayor belleza que las de usía.

Sus palabras bailan al son de lo que inventáis;

sus palabras ciegan,

traidor,

y a veces matan.

Desborda sensibilidad, y sois hombre.

Sois hombre y poeta.

Vuestras letras conquistan, con respeto amigo,

cual tenorio andante.

Me siento colonizado, sin ser dama,

por unas letras que desbordan delicadeza.

De vos obtengo silencios mascados, siempre bellos.

Lo entiendo, aunque me duela.

Y hoy muero más que nunca

al romper vuestras palabras en pedazos de letras ilegibles.

Agua que moja

y emborrona lo escrito y mentido.


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El aire despertó en mí

>> jueves, 26 de agosto de 2010

El aire despertó en mí

la morriña de lo que murió,

desperezó también el alma

adormecida desde hace tantos otoños caducos,

y es hoy el oro del sol

el que deslumbra unos ojos hartos de agua,

para resurgir de la sombra

que dio cobijo a mi savia.

Todo ha cambiado.

Las esquinas ya no son redondas,

ni proyectan sombras los sueños.

En una bolsa vacía de flores

manaban semillas de fe

y con cada riego

nacía mi esperanza.



Hoy amo.

Amo lo que dejé y lo nuevo que poseo.

Vengo dispuesto a llamar a tu puerta

y cantarte los abrazos

lapidados antes en tumbas frías.

Hoy, heme aquí,

vivo hasta hacerme infinito.

Y en cada voz

una nueva plegaria.



Si acaso maté,

hoy doy vida

y me la bebo.



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Papeles amarillos

>> lunes, 23 de agosto de 2010


Apenas letras trazadas en papeles amarillentos por el paso del tiempo,

desempolvando los recuerdos,

soplos para arrancar esos años asidos

que tantos sueños estaban ocultando.



Un lápiz que antaño no fue lápiz pero escribió las mismas sensaciones y percepciones.



Hoy leo y releo esa utopía tantas veces implorada y que nunca se cumplió,

manual de proyectos de tantos poetas

que con sus rimas pretendieron hacer públicos sus amoríos

ocultos en palabras ilegibles

y tan sólo traducidas por sabios literatos.



¡Qué bellos quedaban entonces los corazones!

Quizá fueron más rojos que nunca,

las lágrimas más saladas si cabe

y los abrazos doloridos por no recibir respuestas a cambio.



Hoy los poetas están en desuso

y tan sólo cantan en estanterías con polvo.

El amor pasó de moda

mientras limpio partículas de esas rimas otrora escritas en papeles hoy amarillos,

por amores que pronto murieron.




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Papeles amarillos

Apenas letras trazadas en papeles amarillentos por el paso del tiempo,

desempolvando los recuerdos,

soplos para arrancar esos años asidos

que tantos sueños estaban ocultando.

Un lápiz que antaño no fue lápiz pero escribió las mismas sensaciones y percepciones.

Hoy leo y releo esa utopía tantas veces implorada y que nunca se cumplió,

manual de proyectos de tantos poetas

que con sus rimas pretendieron hacer públicos sus amoríos

ocultos en palabras ilegibles,

y tan sólo traducidas por sabios literatos.

¡Que bellos quedaban entonces los corazones!

Quizá fueron más rojos que nunca,

las lágrimas más saladas si cabe

y los abrazos dolidos por no recibir respuestas a cambio.

Hoy los poetas están en desuso

y tan sólo cantan en estanterías con polvo.

El amor pasó de moda

mientras limpio partículas de esas rimas otrora escritas en papeles hoy amarillos,

por amores que pronto murieron.




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Nadar a contracorriente

>> jueves, 19 de agosto de 2010


Me gusta nadar a contracorriente. Llegar a un mar, mi mar, y guardar la ropa cuando me desvisto mientras me lanzo a no sé donde. Deseo no encontrar esa ropa después. Al fin y al cabo es mi vida, la que yo he buscado independiente de la que me ha tocado. Y en esa elijo yo a quien quiero que nade conmigo.

Tengo la libertad que me da esa opción; mi droga... cada vez más y más.

Creo que es controlable, por lo que me acercaré más a ese mar.



Y tú apareces. Miras y hablas.



.- Hoy me apetece nadar en ese mar contigo...


.- Hoy... me apetece que nades en ese mar conmigo.


.- Gracias por dejarme nadar contigo...


.- Por favor... no sería lo mismo sin ti.



Y callamos. Y desnudos, nadamos.

Y después nunca apareció la ropa.



Después de todo, era mi vida creada e inventada por mí. Donde yo quería que tú estuvieses y donde estás hasta cuando yo quiera.



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Qué me hunde...

>> lunes, 16 de agosto de 2010


Se hunde el yo, como uno hunde al tú más cercano.

¿Qué me lleva después a humedecer los ojos

si estuvieron tanto y tanto tiempo de secano?

Tú –predico.



¿Quién grita, hoy? ¿Por qué no te escucho?

Dame la mano si no te alcanzo

y tus labios para beber.

Tengo la sed de la austera soledad en la boca

y mi corazón late en espacios entrecortados.

La copa directamente de tus labios.

Fui tuyo ¿ya no recuerdas?

¡Observa las migajas de mi sombra!



Dudo si sufro, porque no siento,

o acaso ya muero,

si tuve o si me queda algo que retener.

No espero el momento perfecto,

no existe tal momento.

Sólo ansío nuevamente tus palabras.



Estoy sordo de no oírte,

y ni siquiera tocarte puedo .

No palpé la sequedad de tu piel,

ni bebí tus lágrimas,

no reí si no estabas.

Y muero solo.



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Un cuadro de palomas de la paz

>> sábado, 14 de agosto de 2010


Sentía cólera. No sabía por que había regresado nuevamente a ese lugar, tras su última llamada de teléfono. No entendía que tenía para que me arrastrara tanto.

Tan sólo estaba.



Siempre me pareció espantoso ese cuadro de palomas de la paz que presidía el salón, al mismo tiempo que sentía un enorme dolor por la música que provenía del piano de la habitación contigua. La música me dolía al igual que dolieron siempre sus palabras, cada vez que una de ellas daba de lleno en ese corazón tan machacado que yo poseía.



No conseguí ese beso aunque el propósito fuera el mismo que el abrazo, dar y recibir cariño, consuelo. Debía de tener un callo en los labios, ¡maldito yo!



Lloré tanto como agua cayó ese otoño en mi vida, pero de ninguna de mis gotas nació siquiera una flor, quizá por la falta de semillas sembradas el verano anterior.

¿Qué hice mal? ¿Por qué nunca mi cariño dio sus frutos? ¿Por qué el tono de voz se incrementaba cada vez escupía sus mentiras a mi cara?



Y sin embargo, allí estaba yo de nuevo, escuchando “sweet little sixteen” del aparato de música en su casa, mirando al vació, mientras se contorneaba y enloquecía, por la influencia de todo ese polvo esnifado.




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¿Duermes, o te escribo poemas de amor?

>> martes, 10 de agosto de 2010


¿Duermes, o te escribo poemas de amor?



Envileces con sarcasmos unos sueños

otrora pintados en láminas azules

y hoy narrados en leyendas de otras épocas.



¿Duermes, o pueden mis manos tocar tus labios?



Riman tus palabras

con actos que nacieron de un vacío

y hoy son letanías.



¿Duermes, o te hablo mientras callo?



Voy a tumbarme con la noche

y esperar a despertarme con el sol,

mientras observo

si quedaron varadas las rentas de tus sueños.



¿Duermes, o te escribo poemas de amor?

Te pregunto:

¿duermes?




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Tres

>> martes, 3 de agosto de 2010


Hace tres siglos que no leo un poema de amor,

tres años que mi guitarra,

la guitarra que compramos juntos,

las cuerdas rompió,

hace tres días que tu boca dejó de reír,

tres horas que anduve muerto por ti.



Hace tres siglos que tu cara pinté,

en tonos azules, verdes y añil,

tres años que amarte

te amé,

tres instantes que no te pensé.



Hace tres siglos que te perdoné,

te juro que te perdoné.

Hace tres años que no te perdí

porque nunca te tuve, no te perdí.

Hace tres horas me puse un clavel,

en la solapa me puse el clavel,

por si a verme querías venir.



(canto) He tirado flores al mar,

al darme cuenta

que me gusta besar bocas muertas.



(lloro)…



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