Un vestido de besos

>> viernes, 17 de febrero de 2012


Grité nuevamente, para que supieras que el anochecer estaba cerca y que necesitaba de ti en esta nueva gélida noche.
Tu pecho y tus brazos serán mi refugio -te pensaba.


.- Arriaré las velas, y me pondré rumbo hacía tu costa -me decías-, así nos comuniquemos cual naufrago. Me verás llegar como cuando una ola gigante rompe en la orilla, acariciando tus desnudos pies y rebozando con el frescor de mi esencia....


.- Mi vida -te seguía soñando. No tardes, que la noche me amenaza y el frío me hiere.


.- ¿No me sientes suspirar ante tus bellas palabras, cielo mío? -creí que me decías (tal vez lo soñaba). Mi piel son pequeños volcanes llenos de fuegos de artificio que brindan ante la ilusión de lo que me dices... Yo soy tan sólo una persona sencilla que se reconstruye día a día y si bien es cierto que creo en el amor, no sé si podré ser tuyo...


.- ¿Mio? Jamás soñé a otro. Claro que serás mío.


.- Mientras alimento mi cuerpo, no dejes de tirar tus mensajes en las botellas que yo me encontraré en el camino de tu busca.... Vístete con mi traje de besos y espera. Y así escribiremos los versos más alegres, uno a uno de tú a mí. Y nos dejaremos vencer por el anochecer y que éste nos acaricie con su cielo inmenso y constelado de estrellas. Dejaremos que las palabras fluyan y hablaremos con el silencio de la mirada y con el tacto de los cuerpos..... Tú me tocarás a mí mientras yo te toco a ti.


.- ¡Dios mio! me atrapas. Sé que es muy grande la distancia pero también sé que tenemos la capacidad, si así lo deseamos, de transgredir cualquier barrera que nos da el océano. Con la palabras, con la fe y la ilusión haremos que las cosas sean reales. Que mi sueño sea tu sueño, que mi orilla esté al lado de la tuya. No dejemos que la ilusión se apodere de nosotros y hagamos que lo perceptible sea la realidad... Arena de mi agua, debo alimentarme para poder llenarme de fuerza suficiente para rodearte con mis brazos...


.- No dudes que tienes la calidad de una musa, vida mía -me dijiste. Desprendes magnetismo con esa imperturbable mirada. Te disfrazas de ladrón de cuento, me robas el pensamiento, me robas la mirada, me robas el ansia, me robas la sonrisa y quizás deseo me robes el corazón, me brindes tu pecho para cobijarlo y así te regale mis alas para volar por la infinita vida que nos queda...

2 comentarios amigos:

Anónimo 18 de febrero de 2012, 20:49  

El anochecer...cuantas cosas al anochecer. Gracias por el texto tan magnífico.
Un abrazo
Franc

Anna 25 de febrero de 2012, 23:23  

En efecto es mágnifico.

No sabes cómo me gustaria compartir una playa contigo.

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