La lámpara

>> martes, 8 de mayo de 2012

Tumbado,
contemplo la lámpara que pende del techo
mientras digiero tu partida.

Al marchaste, mis inviernos son aún más fríos,
mis primaveras feas,
sin apenas color.

Llenaste la habitación de sombras,
y olvido el hombre que soy
para volverme niño,
y asomado a una ventana de marco azul
llamarte en silencio para no olvidar tu nombre.

Y es la lámpara más grande
o el techo más extenso
o mis ojos más pequeños
o acaso inmenso tu recuerdo.

Temo cerrar los ojos
y perder el sabor del último beso.
Mis brazos,
huecos por tu ausencia
ya no abrazan,
y regresa el aire a tu lado,
quedándome aún más solo.

No quiero dormir infinito
y continuar el camino de la vida inhóspita.
Te grito de mil maneras,
llamándote.
No quiero soñar que te sueño
y jugar a que fuimos,
sin ser.
No quiero pasar las páginas en blanco
sin firmar siquiera una nota de cumpleaños.

Temo cerrar los ojos
y haberte escrito un poema.




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