Sequía

>> domingo, 30 de junio de 2013

Se me escapa el fresco que recorre a diario la piel que transpira
y ésta, reseca,
implora la resaca del agua que se agota con la maldita sequía.
Y la sed ya no es sed,
se convierte en muerte,
mientras mi mirada termina con los rayos del sol que ahora queman más que nunca.
¿Qué fue de aquellos ríos que corrían,
charcos que empapaban
 y esas fuentes que nacían bajo las piedras?
¿Por qué lloran mis ojos
si ni siquiera mis lágrimas mojan?

Ya la agrietada tierra grita
y mira al cielo para borrar el azul que no puede.
Me encierro a la sombra de una luz
e imploro a los dioses que me velan.
¿Quién robó mi sed
que ya ni tengo?
Y el dios me apaga la vela
y he de jugar con la oscuridad por si acaso duermo y sueño.

Se me escapa el sueño que conocí
y sentí
y me bebo mi propio miedo.
Ella gana, yo muero
al tiempo que muere la tierra.

©Hisae 2013


1 comentarios amigos:

© José A. Socorro-Noray 1 de julio de 2013, 12:08  

Bajo las escaras de la tierra,
más allá de la oscuridad y del miedo,
más allá de los propios sueños,
aunque sea en las profundidades,
siempre tenemos que buscar la luz
y la humedad.

Como todo lo que escribes es un derrame de belleza.

Un fuerte abrazo.

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