María Magdalena

>> lunes, 26 de marzo de 2018

Era María Magdalena puta reconocida,
deseada y endemoniada,
-no olvidemos que Cristo echó fuera siete demonios de ella-
y finalmente santa.
La puta Magdalena -la santa Magdalena-
dejó el Calvario para comprar un perfume,
no para ella,
sino con el fin de preparar el cuerpo de Cristo tras su calvario.
Así se hacen los santos,
así era María Magdalena.
¿Y qué fue de María Magdalena,
si cuentan que tuvo hasta siete hijos con el nazareno,
-si acaso eran de él,
por lo de puta, digo-?
Es María Magdalena santa de altar,
o santa en su casa,
bien vista y protagonista
de tantos versículos escritos
pero no alzada jamás en las andas de Semana Santa.
Buena María Magdalena,
santa ella, puta también,
pero querida
venerada y siempre recordada
más en Cuaresma,
por lo del ayuno, también digo.
©Hisae

Read more...

Una vida sin grapas

>> domingo, 4 de febrero de 2018


Maldición, ¡va a ser un día hermoso! ¡Este será pues un cuento hermoso!
¡Bienvenido a mi casa! Cantemos salmos, amigo extraño.
Pero has de saber que en mi hogar no existen las grapas. Las grapas rompen, unen lo que no nació para estar unido, mata la libertad dejándola agujereada.
Una vez entendido, ¡entra a casa, ánima perdida! Ponte cómodo y charlemos. ¿O acaso todo este tiempo que has permanecido arrodillado ante mi puerta no era para charlar? ¿Deseas algo que no intuyo? Pues perro no pareces...
Entiendo que una vida en la calle no tenga las comodidades como las de estar recostado todo el día en una confortable nube, siguiendo en directo los acordes de arpas vecinas. Pero has de entender, que siempre eres el primero en conocer el estado del tiempo y si acaso nieva, la calle es tuya, muchacho.
¿Sabes? Un día encontré un beso roto guardado en una caja y no recordaba de quien fue esa traición. ¡He sido siempre tan malamente besado! Tanto, que cada vez que alguien se acerca a mi puerta, como se ha dado el caso contigo, me pongo a temblar por si acaso me piden un ósculo de bocas desconocidas. No me creas pedante, extraño mío. Yo tampoco tuve una vida fácil, siempre camuflado entre papeles y vestido con corbatas absurdas que jamás conjuntaban con mis ojos. Pero ¿acaso se nos permite quejarnos? ¡Jamás! Cada uno carga con su cruz, aunque la mía haya sido siempre de cuatro brazos y no de madera, sino de acero inoxidable... Porque como dice Covi, mi médica, soy un tipo raro. Raro pero encantador, le contesto yo siempre.
Ahora, te dejo porque he de salir un instante. Te dejo toallas y sábanas limpias, por si acaso decides quedarte a dormir. Si lo deseas, también hay comida en la nevera, pero por favor, ¡no toques la grapadora que hay encima del aparador! ¡No funciona!


©Mario M. Relaño 2018

Read more...

  © Blogger templates Shiny by Ourblogtemplates.com 2008

Back to TOP